Te
fuiste, mi ángel, al cielo…
Y
renuncié en tierno abrazo.
Tengo
de mi alma, un pedazo
en
tinieblas de entrecielo.
En
fuga por desconsuelo
cual
melodía del piano
que
recorro con mi mano
en
acordes solitarios.
Olvidados
los calvarios
para
guardar el arcano.
Soy
una mezcla castiza
de
una mujer sin pasado.
Mi
ritmo es acompasado
por
ser latina y mestiza.
Y
la música me hechiza
si
las teclas acaricio.
Ternura
sin artificio
entre
fusas y corcheas
por sortear odiseas
sin
encontrar beneficio.
Mas ha de llegar el día
que te envuelva en el abrazo.
Lejos ya del latigazo
sufriente de la agonía.
Volverás a ser mi guía
entre los tonos felices
que no dejan cicatrices.
Rueda
armónica de sones.
De la música, visiones
resaltarán los matices…
Amalia Lateano